lunes, 14 de abril de 2008

El Contrato. Fabian-Carmen

Son como las 5pm, y sigue lloviendo. En la cárcel es todo muy gris, aunque a veces sale el sol y se escuchan risas y carcajadas. Fabián se encuentra acostado en su cama, pues después del almuerzo siempre hace siesta, una costumbre que cogió con el tiempo. Estaba todo muy dentro de lo normal, hasta que un guarda pronuncia su apellido en voz alta: “Hurtado” “Hurtado”. “Lo vinieron a visitar”. Fabián esta atónito, quien lo podría visitar?, no esperaba a nadie, ni siquiera esperaba que Oscar, quien fue con quien pasó más tiempo, lo visitara, así que dijo las palabras que todos dicen: “a mi?”, a lo que el guarda respondió: “Es que ve otro preso con apellido Hurtado por aquí?, claro que usted!!”, y sin poder creer lo que le estaban diciendo, Fabián se levantó y salió al encuentro con su supuesto visitante.
Caminando por el pasillo sentía que el corazón se le iba a salir, cada vez latía más fuerte, más intensamente, con más presión, se sentía entre asustado, ansioso y emocionado, pues desde hace mucho tiempo no tenía noticias del mundo exterior.
Al llegar a la sala de visitas, el guarda le señaló el lugar en donde atendería a su visitante y Fabián se dirigió hasta allá, pero lo que encontró lo dejó aún más sorprendido. Era a una bella mujer, sentada, con un bolso marrón, de blusa azul, pelo castaño, muy bella, y estaba ansiosa y un poco abrumada.
Fabián se sentó, levantó el teléfono y empezó la conversación con las siguientes palabras:
Te conozco? Me estás buscando a mí?
Carmen: Si, usted es Fabián?
F: Si, soy yo.
C: usted no me conoce, yo soy Carmen; no necesita saber nada más, con mi nombre es suficiente.
F: Está bien, pero porqué me está buscando?
C: Escuche muy bien lo que le voy a decir, porque voy a ser muy escueta y concisa. Necesito que me haga un trabajo.
F: Trabajo? Que clase de trabajo puedo hacerle yo a usted y estando en la cárcel?
C: Créame, puede hacer mucho más de lo que yo pude hacer estando acá afuera.
F: Y cual es el trabajo? No entiendo nada..
C: Mire, le voy a pagar para que mate a una persona, una persona desgraciada que me hizo mucho daño. Le voy a dar un buen dinero, así ganará usted y ganaré yo.
F: Como así? Noo.. Yo no puedo hacer eso.. Porqué voy a matar a alguien que ni siquiera conozco, ni siquiera si es mala persona o no!!
C: Escuche!! Esa persona me violó hace un tiempo, era vecino mío, y aunque lo denuncié con la Policía y lo lograron capturar y encerrar, no me he podido quitar de mi piel esa suciedad que me dejó, me siento repugnante. No se imagina como me siento después de esa tarde en que ese asesino me violó, siento que toda la gente me mira con desprecio porque todavía llevo su olor en mi piel. Me entiende!!! Necesito que mate a ese desgraciado!!
F: Pero no es suficiente con que ya esté pagando su condena acá en la cárcel? Porqué matarlo?
C: Mire, es que no entiende?? Es imbécil o que?, le estoy diciendo que es un asesino, si me violó a mí, quien sabe a cuanta gente más ha violado, o violará cuando salga de aquí? Ese hombre es un enfermo y tiene que pagar por lo que me hizo, me dejó sucia de por vida, todo el tiempo siento su olor en mi cabello, en mis manos, en mi piel, y me baño 5 veces al día para sacarme ese suciedad pero no se me quita; la única manera de que yo esté tranquila y de que no vuelva a sentir ese olor es sabiendo que ese miserable pagó por todas las que ha hecho, así que por eso estoy hoy aquí. Necesito que elimine a ese infeliz.
Fabián se quedó callado durante un tiempo. Aunque no sería la primera vez que mataría, él había pasado por un proceso y estaba intentando alejarse de todo su pasado, y todas las cosas que había hecho; tenía miedo, miedo de volver atrás y ser el mismo de antes.
C: Mire Fabián, le voy a dar dos millones de pesos.
Fabián quedó impactado. Dos millones de pesos era un buen dinero que podría utilizar cuando saliera de la cárcel.
C: Que dice? Acepta el trato?
Fabián no respondía nada y seguía callado.
C: Fabián!! Esto le puede servir para salir de aquí, qué sé yo, pero es una buena plata, entonces que dice? Me va a hacer el trabajo no?
F: Está bien!
C: Muy bien. Mire, este es la foto del cretino este, tengo entendido que ingresó a la cárcel hace dos meses.
F: Sí, yo sé quien es, lo he visto en el patio.
C: Necesito que sea muy prudente, y que no deje rastros, que nadie se dé cuenta, esta bien?
F: Okay.
C: Tome, en este cheque está la mitad, la otra mitad se la entrego cuando termine el trabajo.
F: Bueno.
C: Para cuando cree que puede terminar eso?, entre más rápido mejor, cada día que pasa siento que crece más y más ese olor y esa suciedad que llevo.
F: En dos días.
C: Muy bien. Entonces en tres días regreso y le entrego la otra parte. Fabián, no me vaya a fallar.
Así se despidió Carmen, la bella mujer que había venido exclusivamente a buscar a Fabián. Y aunque se sentía nervioso por el trabajo que iba a hacer, sabía que con ese dinero podría hacer muchas cosas al salir de la cárcel, podría buscar para donde ir y empezar una nueva vida.
Así que Fabián se regresó a su celda, y se puso a pensar en cómo iba a elaborar el plan para realizar el trabajo para el cual lo habían contratado.
Se quedó toda esa tarde pensando en su celda, planeando y llenándose de valor para cumplir con su palabra.
Pronto llegó el día indicado, la fecha para llevar a cabo su plan, esperó el momento indicado para ir hasta donde estaba el hombre en cuestión y cuando halló el momento, se dirigió rápidamente hasta la celda del hombre y cuando lo tuvo frente a frente, Fabián no pudo hacer nada, se desplomaron sus fuerzas, ya no era un maleante, y aunque el dinero lo tentaba su corazón pudo más y se encontró con miedo, y le dijo al sujeto que no podía hacerlo, que él ya no era una persona del mal, que había cambiado, y sin entender nada, el hombre en cuestión le decía: “Hacer que?, de qué está hablando?”, y Fabián le contó todo lo que había pasado. Le dijo que lo habían contratado para matarlo y que al día siguiente vendría la muchacha para corroborar que efectivamente había cumplido con el trabajo, pero que su corazón y su consciencia se lo impedían, y mientras estaba terminándole de contar al hombre la historia, el mismo guarda que lo había llamado antes lo llamó de nuevo: “Hurtado!!”, pero esta vez venía acompañado con otra persona que le dijo: “Ya puede irse, queda en libertad”. Fabián no podía creerlo, hace un momento iba a matar a una persona y ahora está libre, nunca había sentido tanta felicidad como aquel día, pues no había valorado el significado de esa palabra, libertad.
El hombre, después de que se fue Fabián, se puso a pensar en todo lo que le habían contado, estaba un poco asustado, pues lo iban a matar. Pero recordó que le había dicho que la mujer que lo había contratado vendría al día siguiente para terminar con el trato, y quiso verla frente a frente para saber quien quería matarlo. Así que al día siguiente, pasó todo el tiempo esperando en la sala de visitas a quien preguntara por Fabián Hurtado, y cuando menos pensó, se encontró con Carmen, aquella vecina a quien había violado, y supo que ella era quien quería eliminarlo. De inmediato salió asustado corriendo a su celda y se escondió, pues sabía que nunca más iba a estar seguro, porque ella iba a buscar a alguien más que pudiera terminar con lo que él un día comenzó.

1 comentario:

Narrativas II dijo...

Este sí era el ejercicio. Pero revisa muy bien la construcción Daniel, sigues mezclando tiempos de una manera bastante arbitraria. Lo otro es la forma como Carmen se destapa por completo, nunca lo haría, ella no le contaría a Fabián qué es lo que siente, seguramente nos daría indicios de los sucia que se siente, pero no lo diría abiertamente. Si no lo piensas así, preguntáselo al propio Andrés. Lo otro es que dejas suelto el hecho de la primera plata que le dan a Fabián. Lo otro, a nadie lo sacan de la cárcel de un día para otro, sin avisar. Todo, y más en este país donde la justicia no se lleva de la mejor forma, tiene la inmensa cantidad de vueltas y papeleos. Ojalá puedas conseguir por ejemplo la historia que contó Pirry hace una semana sobre el caso de un hombre que pagó 14 años de cárcel sin haber cometido ningún delito.